viernes, 4 de julio de 2025

El grito silencioso de las mujeres artesanas wayuu

 El grito silencioso de las mujeres artesanas wayuu

Texto: Dilexi Dayana Pushaina Epinayu 

Escuela de Comunicación del pueblo wayuu “Jayariyú Farías Montiel” 




En los últimos años la artesanía wayuu ha ganado gran relevancia en ferias, pasarelas y mercados internacionales, sin embargo, tras este reconocimiento creciente, se ocultan desafíos profundos como el desconocimiento de la realidad que enfrentan las artesanas que las elaboran, además, las nuevas generaciones expuestas a la globalización y el desarraigo cultural, están perdiendo la conexión con los saberes ancestrales del tejido, lo que pone en riesgo la continuidad de este patrimonio material.

La artesanía es una de las expresiones culturales más representativas del pueblo wayuu, entre las piezas más conocidas se encuentran la elaboración de mochilas, chinchorros, manillas, guaireñas y sombreros. Cada uno con diseños geométricos que narran historias, vivencias, visiones del mundo y enseñanzas heredadas por generaciones dentro de la sociedad wayuu.

En Colombia existen entidades que promueven la artesanía dentro de los territorios indígenas, una de ellas es Artesanías de Colombia, capacita a los miembros de las comunidades en diseños sin perder la identidad cultural, certificación de calidad, participación en ferias como Expoartesanias y Expoartesano, lo cual ha generado una mejoría en la comercialización y visibilidad nacional e internacional. 

Estos procesos de formación han sido pilares fundamentales para las comunidades indígenas para promover la economía para las familias wayuu en el desarrollo de proyectos en las comunidades tal como es el caso del Resguardo Provincial del Municipio de Barrancas La Guajira.

Emprendimiento en Territorio

Ailín Acosta Pushaina y Maira Alejandra Quintero representan a las mujeres wayuu que buscan el desarrollo económico de los  miembros de esta zona del sur de Guajira, cada una lideran un grupo de personas a través de una Asociación.

Kanasü ha sido uno de las alianzas de los miembros del sector Cardenalito, con una trayectoria de más de diez años de constitución y ha sido un espacio de taller artesanal, desde este colectivo conformado por 24 personas, entre mujeres y hombres, quienes han mantenido viva la tradición ancestral a través de la elaboración de artesanias, todos ellos liderados  por Ailín Acosta Pushaina.

Las mujeres son las encargadas de la gran mayoría de los productos y los hombres principalmente de la elaboración de gazas y manillas, Danis Acosta una artesana miembro del colectivo expresa que esta asociación ha sido un mecanismo positivo en parte económica para el sector, “gracias a este proyecto se ha tenido en cuenta nuestras artesanías en ferias, lo cual ha sido buen ingreso para nuestros hogares”

A través de la participación de Acosta se ha tenido convenios con diferentes entidades como Artesanías Colombia, Cisal y el Sena  los cual han sido un puente para la comercialización de los productos a través de diferentes ferias a ciudades como Bogotá y Medellín, así también espacios al exterior del país principalmente en Dubái.

Variedad Artesanal y accesibilidad 

La Asociación Kanasü ha desarrollado un modelo productivo que abarca distintas líneas artesanales, permitiendo ofrecer una amplia gama de productos adaptados a diferentes gustos y presupuestos. Entre sus piezas más destacadas las mochilas tradicionales disponibles en varios tamaños, las pequeñas tiene un valor aproximado de 120.000 pesos; las medianas con valor de 260.000 pesos; y las grandes alcanzan los 360.000 pesos dependiendo del diseño y complejidad del tejido.

Otra línea importante es la de manillas una de las más accesibles con precios que van desde 5.000 a 15.000 pesos por unidad. Por compras al mayor los precios son de 1.000 o 2.000 por manillas dependiendo de la cantidad.

En cuanto a los tradicionales chinchorros varían Según la técnica empleada que va desde los 800.000 y puede tener un alcance de 4.000.000 de pesos 

En noviembre del 2021 Kanasü tuvo una importante participación en un taller de demostración de oficio en la ciudad de Dubái, gracias a una invitación de Artesanías de Colombia, este espacio no solo permitió visibilizar el saber ancestral del tejido wayuu, si no también llevar productos  representativos de la comunidad, se logró  realizar una venta alrededor  de  7 millones de pesos Colombianos, lo cual reafirma el potencial comercial y cultural de estas piezas en el mercado global.

Gestión de maquinarias 

Por otra parte la Asociación Desarrollo y Paz de la Guajira ASODEPAZ liderada por María Alejandra Quintero, gracias a Fondo Mujer hoy en día cuenta con cuatro maquinas que fueron donadas en el año 2024 por la vicepresidenta Francia Marques, las mujeres miembros de este proyecto cuentan con una maquina fileteadora, un plotter de impresión y una maquina bordadora.

ASODEPAZ cuenta con una Infraestructura gracias al apoyo de asociados que reunieron materiales para tener donde realizar sus artesanías. 

Gracias a estas herramientas los miembros de este colectivo del resguardo Tinajita realizan la elaboración de mantas, tanto como en los bordados, estampados y otras técnicas 

La línea de mantas varían del diseño, por lo menos las mantas tipo bata tiene un aproximado de 30.000$ y las de innovación con un valor desde 85.000 pesos dependiendo del tipo de tela y los apliques de cada manta.    

El tejido, más allá de ser una práctica ancestral, se ha convertido en una herramienta poderosa de liderazgo y empoderamiento para las mujeres Wayuu. A través de cada hebra, no solo se preserva la memoria colectiva del pueblo, sino que también se tejen caminos a la economía propia, resistencia y transformación social. Mujeres como Ailin Acosta y Maira Quintero entre muchas otras lideresas han transformado a lo que antes se había visto como un oficio domestico en una fuente de autonomía, el arte de tejer es también el arte de levantar la voz, organizar comunidades y abrir espacios en los que la identidad cultural y los derechos de las mujeres se entrelazan con fuerza. Hoy, el tejido no solo cuenta historias del pasado, sino que proyecta un futuro donde las mujeres Wayuu siguen siendo protagonistas de su propio destino.


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