Esta segunda sesión fue recibida
por una imponente enramada, por una cálida arena de color oro, por decenas de
sonrisas de la comunidad, por la palabra de bienvenida de La Autoridad Daisi
Camargo quien parecía hermanarse a la llegada de Juya – El Padre de La Lluvia, quien
alegró estas tierras con millares de gotas anticipando que la jornada tendría
variedad de sucesos que sin duda alguna grabarían en la memoria de La Escuela
de Comunicaciones Wayuu, a la comunidad Majali, del Municipio de Manaure, como
un episodio para llevar en el corazón.
Una charla bajo la lluvia, 2
partidos de futbol de la comunidad frente a la escuela, uno de mujeres y otro
de hombres, fueron momentos que en medio de emociones dieron la antesala a lo
que sería la proyección en la noche del anunciado estreno de “Patilla y Melón”,
el cual contó con sillas, pupitres, cercas, piedras, suelo y arboles repletos
de la emoción de la gente, la cine – sala natural disfrutó al máximo la
pantalla que sin saber tenían; las risa se desbordó, niñas y niños brillaban
sus ojos de emoción y al finalizar, nuevamente la voz de Daisi, La Autoridad,
ordenó se repitiera la proyección nuevamente, para que al día siguiente con el
apoyo del Colectivo Activista – La Colmena, pintaron en la Cine – Pared un
imponente mural que quedó grabado como si la película quedara en proyección
permanente, situación que también llegó al corazón,.
El cantar de los gallos, la
composición de las aves, el sonido de los calderos y el murmullo de los
escuelantes desde las 4:30 de la mañana anunciaban el inicio de la jornada, hablar
de comunicación indígena, sus antecedentes y perspectivas flotaron en
reflexiones conjuntas con base a lo que se es, se piensa, se sueña y se procede
wayuu, siendo los principios básicos para el entendimiento del por qué se está
adelantando este proceso que persigue fortalecer las iniciativas comunitarias y
organizativas del pueblo wayuu y que en el balance que entrega la satisfacción
de cada lugar visitado, es cierto, La Escuela se está metiendo también, en el
corazón de la gente.
Se vieron niños cazar, la
Autoridad volvió a hablar, se descubrió que se siembran berenjenas, se
fotografió a Ana la artesana, se acompañó al pastor Paul con su rebaño para
contar todas estas historias que parecieran estar escondidas en la espesura del
monte, sirviendo de argumento e inspiración para dar continuidad a este proceso
formativo que aunque su semilla recién sembrada en el mes de junio de 2016
durante la primera sesión, ya empieza a dar frutos dulces, cargados de
compromiso, dedicación, responsabilidad y respeto por lo que como wayuu deben
buscar salvaguardar en medio de la crisis que se afronta como pueblo.
Es evidente todo un legado el
que se está poniendo al servicio de toda La Guajira, tanto en Colombia como en
Venezuela; es una manera de decir que aquí estamos y que somos ente articulador
que trabaja visionando una era de paz; representamos la gente que sonríe, la
que se esfuerza, la que mide los problemas con reflexiones profundas orientadas
por la palabra sabia de las y los mayores que acompañan el proceso para aportar
a las transformaciones sociales que requiere lo que a gritos pide la actual
realidad. Es la Escuela un epicentro de encuentro continuo con el corazón de la
gente para arrebatar sonrisas y visión de una nueva vida.
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