Naa OÜtchikana, sabedores ancestrales que hacen vida en cada territorio
Texto:Ernestor Fernández
El sol se eleva sobre el resguardo “Cuatro de Noviembre”, bañando de tonalidad de oro las arenas y los caminos polvorientos de una carretera nacional en mal estado que llevan al corazón de la comunidad de “Rio de Janeiro”, allí entre murmullos de viento y cantos ancestrales, se encuentra Guillermo Jayariyu Pushaina, el Outchii, guardián de la medicina tradicional wayuu.
Además, sus manos, marcadas por los años y la sabiduría de generaciones, recorren los secretos de la tierra y las plantas, sanando cuerpos y almas con un saber que no se escribe, sino que se vive.
También en cada gesto, en cada palabra susurrada, resuena la memoria de un pueblo que se niega a perder su esencia, manteniendo vivo el hilo que une al pasado, presente y futuro. Cuando pregunté a Guillermo como fue su experiencia como outchii, sus ojos brillaron y recordó que de niño lo veía como una magia, “cuando mi abuela Chave Pushaina, en el corazón de su rancho hacia sus rituales, me sentaba a su lado viendo como movía su maraca de tapara mientras llamaba a su juseyu (protector espiritual) “Mejo”, con suspiro me cantaba un poco de jayechi, señal de que está conectada con sus ancestros”.
Por otra parte, la primera outsu es la abuela makuira en sus entrañas reposan todas las medicinas ancestrales del pueblo wayuu. “desde tiempos remotos mis ancestros buscaban las medicinas de la makuira porque es ella la abuela outsu donde queda guardada la sabiduría para conectarse con lo espiritual” expresó Guillermo.
mientras la suave brisa abraza un árbol de tapara, las palabras sagradas fluyen acompañadas de sonidos melódico de tontoroiyaa Guillermo con una voz tenue manifestó, “como siempre andaba con mi abuela pero nunca imagine que su Juseyu me iba pasar, hasta que desde hace 20 años aproximadamente tuve una enfermedad, y dure siete días sin poder ver la luz del abuelo sol, hasta que la vieja noche me abraza con su manto oscuro, con ella trajo el abuelo Lapü y mi abuela chave dijo- hijo no esté sufriendo más, tome esa planta y vaya a ayudar a las persona desde hoy, vas a trabajar sin cobrar nada”
Después, que pasaron los años trabajando de la mano de su nuseyu Masatein Uraliyu, camino las incontables trochas del territorio sanando niños, adultos y mayores, no solo curo dolores corporales si no también espirituales, “cuando cumplí un año sin cobrar a nadie a cambio de mi trabajo, nuevamente mis ancestros volvieron a visitarme, esta vez me dijeron- usted no va a seguir viviendo en este lugar- me llevaron a otro sitio donde voy a construir mi casa, desde ese momento vi cómo la gente llegaba de los diferentes lugares, hasta una de Venezuela soñó que llegó a mi casa y es sanado de su enfermedad” narro, Pushaina.
Así mismo, con el tiempo Guillermo con su gran compromiso de salvar vida en su territorio ya es reconocido medico tradicional wayuu, con su bastón de mando guiando a sus hijos a tejer el conocimiento ancestral, aunque no están optando aprender a ser como el outchii, “hoy en día estoy inculcando los conocimientos que he adquirido durante mi trayectoria la mayoría de mis hijos son sabedores de algunos colegio de la región por eso digo este don es la verdadera riqueza que herede de mis abuelos” conto el medico tradicional.
Por eso en un mundo que a veces olvida sus raíces y corre detrás de lo efímero, el outchii nos recuerda que sanar también es recordar, preservar la identidad es cuidar la vida misma.
 
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