domingo, 24 de septiembre de 2017

Atulϋi lϋmaa - El tejedor de enramadas


Por, Paola Vangrieken, Wayuu Uliiana/Escuela de comunicaciones del pueblo wayuu

En 1991, la inspiración del  arte del tejido manual  atrajo a Jorge Ojeda Jayaliyu, quien con 17 años se subió a la enramada de su casa y comenzó a tejer el techo de palmas. Sus manos fueron pasando de un lado a otro mientras el  trenzado daba imágenes diferentes, parecía contagiado del virus tejedor de la araña, - “nadie me enseñó cómo hacer una enramada solamente me surgió”.

Desde ese entonces le bastó con que haya nacido con manos y la creatividad que le hace sentir un buen artesano, - “Todo lo que soy hoy en día es gracias a mi trabajo porque me ha ido bien y por los esfuerzo que hago para sacar a mi familia adelante, aunque no logré terminar ni la primaria debido a que éramos 24 hermanos y por eso el estudio fue una opción para algunos, y la opción mía fue la de valerme por mi mismo haciendo enramadas”.  

Una década después de esa primera inspiración, ya había techado la casa de la mayoría de sus vecinos, pero sobre todo la casa de sus hijos. Construir una enramada le toma un mes de trabajo, mientras corta las maderas y las palmas. El machete más que una herramienta de trabajo  es su compañero.

Su habilidad ayudó al desarrollo de la comunidad y sus enramadas encantan a los wayuu y a los alijunas. Tejer enramadas le permitió a Jorge Ojeda Jayaliyu,  conocer mucha gente, otras comunidades e incluso otros municipios y departamentos, - “la gente me empezó a reconocer por mi trabajo, me llegan muchos proyectos de diferentes partes como en Dibulla, Mingueo… de todas partes. Este es un trabajo que me sustenta económicamente y soy feliz haciéndolo”.

Tejer enramadas, hacen de Jorge,  un hombre de mucha espiritualidad, porque trabaja en relación con el sol, la lluvia y la luna: - “cuando el sol es muy caliente, no puedo trabajar porque se dañan las palmas, se marchitan y en poco tiempo se filtra la enramada, la hago cuando está nublado antes o después de la lluvia, si es de madrugada es mejor, la enramada durará más tiempo”.

Los contratos para hacer enramadas no son frecuentes por lo que combina la actividad artesanal con el trabajo de servicio de transporte público. En una camioneta de la familia transporta pasajeros desde Wepiapa hasta Maicao, por el camino va diseñando su próximo modelo habitacional wayuu.

Su labor como artesano lo perfilan como un líder de la comunidad, es el arquitecto oficial de Wepiapa, ha diseñado varios modelos de kioscos y casas, pero más allá de tejer enramadas, se ha destacado por incorporar a la juventud al mercado laboral, - “Para mi comunidad he aportado con mi trabajo, no trabajo sólo para mí, sino que invito a los jóvenes para que aprendan a construir enramadas, y mientras aprenden les pago como ayudantes. No les colaboro con dinero pero si hago que tenga un trabajo aprendido de las cosas que tenemos a la mano”.

En la cultura wayuu las enramadas son  sagradas  y es  parte de nuestra esencia como pueblo. La enramada es el altar de la palabra, bajo su sombra se expresa la solidaridad. La enramada  es el espacio consagrado para contar los sueños y tejer las susu. En ella desarrollamos la mayoría de nuestra vida social; es nuestra sala, nuestro comedor, nuestro dormitorio, es el lugar donde atendemos las visitas y hasta los velorios son desarrollados en este importante espacio de la comunidad.


Trabajar para Jorge significa techar las enramadas de sus familiares y vecinos, él está orgulloso de poder construir desde su habilidad la tranquilidad de muchos wayuu, alijunas que conviven en este Municipio.

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