domingo, 29 de octubre de 2017

La partera wayuu, que se formó de lapu (Sueño)


La partera wayuu, que se formó de lapu (Sueño)
Tu Wayuu Atujakat,  Eemeinja Junainje Lapu

Por: Eduvilia Uriana, Wayuu del clan Uliiana
Escuela de Comunicación   del Pueblo Wayuu

En 1978, en horas de la noche, Adriana tenía 16 Años de edad, se encontraba con Rosalba, su hermana mayor, estaba con dolores de Gestación, que, sin contar con ninguna ayuda, le pidió el favor a   su hermana menor, que la ayudara a componer su barriga, porque ella sintió que su bebe estaba en mal posición, que no le permitió dar a luz a tiempo.

Adriana, wayuu de clan uliiana, era una adolescente que no sabía nada de parto, solo se encontraba acompañando a su hermana, “yo estaba con mi hermana, estaba con dolores, y yo no sabía que hacer al verla, estaba nerviosa cuando ella me dijo que la ayudara, yo era una jovencita, pulataa maa talee, punaata maa, (componedme la barriga, tócame)”, con sus nervios y temor, hizo lo que la hermana le indico.

Nervios y temor, eran los que acompañaban a Adriana en su momento de realizar su primera labor   como partera, “sentí mucho miedo, porque jamás en mi vida lo había hecho, yo decía que tal si mato al bebe de mi hermana, y ella me decía, tranquila solo hazlo,”, sin ninguna experiencia, tampoco practicas con algunas de sus juguetes, solo con conocimiento de las conversaciones de su madre, acerca del parto en sus propias casas.

Adriana en su infancia, como cualquier niña curiosa, escuchaba las conversaciones de su madre, cuando hablaba de las realizaciones de los partos con sus otras hermanas, “que será eso, como es eso, de que tanto habla ella, eran mis palabras cuando a escondidas escuchaba a mama, estaba chiquita si recuerdo bien, cuando tenía por ahí como los ochos o nueve años”.

Sus padres en algunas temporadas de invierno se iban a la sierra a cultivar, y ella se quedaba en compañía de sus hermanas mayores, a cuidar de sus sobrinas y sobrinos.

Con el tiempo Adriana se convierte poco a poco en ser mujer wayuu, cuando por las madrugadas, empezó a soñar, “todas las madrugadas una señora ya muy viejita, me dice, tu sabes hacerlo, tienes que continuar haciéndolo, tu naciste para esto, hazlo lo que te digo, yo le respondía, tengo miedo, no puedo, y ella me decía, solo hazlo”, y así se convierte en la partera de su familia, comunicándose cada madrugada con su desconocida instructora través de lapu (sueño).

Años después, Rosalba su hermana mayor soñó, “mi hermana me dijo que ella en su sueño una señora viejita le dijo, que yo tengo que cobrar un valor de veinte mil pesos por mi labor de componer barriga, y atender partos, la señora le dijo mostrando el billete, y si ella no lo cumpla la perjudicada será ella, así me dijo mi hermana,”.

Adriana con  el tiempo es la partera de su familia, atendiendo   tres, cuatro  embarazos al mes,  dándoles  seguimiento hasta el parto,“ yo recibo  alas que me buscan para atenderlas, y les digo el valor que me asigno mi instructora,  dependiendo las cantidades de  embarazos, atendiéndolos hasta que paren, para que el hijo nazca de la mejor manera, tocando  las barrigas,  componiéndoles por si están en mal estado, mmmmm  recuerdo que yo no le decía a nadie que soy partera gracias a mis ancestros, solo la gente  veían el gran trabajo que desarrollo” .

Lapu (sueño), luego de que la visitaba constantemente, de vez en cuando, se comunica con ella, manifestándole su inconformidad por el pago de las pacientes wayuu, “ella me decía, porque lo haces gratis, tú tienes que  recibir algo a cambio, tú también mereces tomar café por lo que haces”, eran las palabras de su instructora al no cobrar en algunas ocasiones, porque también Adriana manifestó que lo hace por solidaridad a   la gente que lo necesita.

El nombre de Adriana como partera wayuu experta, se fue expandiendo en toda enramada de las mujeres, como si fuera el viento que lo llevara a cada oído de su territorio, en la que en el año 1995, una mujer wayuu la visito para hacer su trabajo, “yo estaba enferma, con dolores en los cuerpos, los brazos, las piernas, con fiebre, y la señora me dijo que su sobrina estaba muy mal, que no podía parir”, estando enferma, se fue donde su paciente, encontrándola de muy  mal estado.

“L a mujer estaba muy mal, gritaba y gritaba, estaba de pie, y la mama me dijo, ni que tu fueras un Dios, para que la vas hacer parir ahora, nada la voy a mirar le dije, la mujer tenía la criatura atravesado en su vientre, estaba cruzado con su vientre, la agarre la compuse el niño y ella lloraba diciéndome ayúdame que me voy a morir, puse al niño de cabeza abajo desde su barriga y a los cinco minutos dio a luz”.

 En 2002, en el municipio de distracción atendió una aliijuna, donde le concedió medio saco de guineo, y entre muchas mujeres que se le perdió la cuenta “jajajajaj atendí a muchos, hay unos que me pagan y otros no, y cuando es así me enfermo de dolores en los cuerpos”, Adriana con su delicada voz, sus manos llenos de fuerza y pureza, fortalece su Don de sapiencia, cada despertar.

Sobrinas, hermanas, nietas y sus tres hijas, han  sido los pacientes durante más de treinta años en su territorio, y esos nietos que agarraba desde el vientre de sus madres, son saludables, sin ninguna complicación y hoy en día, también son sus Estudiantes, Adriana con sus 55 Años de edad, se define como  mujer real, hija de lapu, que le ha heredado la formación más rica   de su vida, desde hace 15 años, es madre comunitaria de Doce niños, de cero a cinco años de edad, del resguardo de Mayabangloma, “a mí me gusta mi trabajo, cantar, enseñar a los niños, estoy feliz con ellos,”.

Adriana desde su ser como partera, su realidad que vive como partera, también es como un cuento para ella “yo les cuento a los niños lo que hago aparte de que los cuido, y ellos se ríen mucho, y después ellos dicen, abuela tu agarras bebes pequeños, tú me agarraste también cuando era chiquito, y yo les digo a todos los toques”.

Las cesarías realizados por los médicos occidentales, los procesos que hacen para los partos, hacen que las mayorías de las mujeres wayuu, cierren los ojos ante el profesionalismo de una partera como Adriana, “los aliijuna ganan plata en cortar   la barriga de las mujeres, y después ellas sufren de dolores, mientras que aquí en nuestra cultura no sufrimos, somos tratados con plantas medicinales, eso no está bien que nos corten”.


Adriana desde su vivienda de barro amarillenta, tomando café caliente por las mañanas, atendiendo Asus estudiantes contando nuevas historias, siempre está preparada, activa desde su chinchorro en horas de la noche, para atender en cualquier momento, componer barriga para Dar a luz a tiempo. 

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