Adelaida Vangrieken, defensora ambientalista
“Sin territorio no existimos como pueblo indígena”
Líder indígena wayuu con una trayectoria como defensora ambientalista, quien luchó incansablemente por la defensa del rio ranchería
Texto: Oriana Iguarán
La OIM define la migración de la siguiente manera: “toda persona que se traslada fuera de su lugar de residencia habitual, ya sea dentro de un país o a través de una frontera internacional, de manera temporal o permanente y por diversas razones”, según se lee en una nota publicada por la organización internacional.
En el municipio de Albania, en la comunidad “Nuevo Amanecer” específicamente ubicada a la altura del kilómetro 26, se llevó un encuentro con diferentes personalidades como el líder wayuu Luis Misael Socarras, del e’irukuu Iipuana, la profesora Rosalinda Flores, del e’iruku püshaina, el mayor Luis González Ipuana y la mayora Silsa Arias Martínez perteneciente al pueblo indígena Kankuamo, quienes abordaron diferentes temáticas relacionadas al pueblo wayuu, de los cuales destacó el tema de la migración, un fenómeno que se ha evidenciado dentro del territorio en los últimos años.
Es notable la diáspora de indígenas wayuu a países como Chile, Perú, Brasil, incluyendo la travesía por la peligrosa ruta del Darién el cual incluye un extenso recorrido por países como Panamá, Honduras, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, luego un tramo final a riesgo de peligrosos carteles del narcotráfico a lo largo de todo México, donde con mucha probabilidad deben esperar por varios meses en la frontera, y tras gestionar un permiso migratorio, tal vez poder entrar para alcanzar su destino final: el tan anhelado “sueño americano” en los Estados Unidos.
¿Cómo era la migración wayuu en tiempos antiguos?
En tiempos anteriores los wayuu si emigraban, “nuestros antepasados salían de sus tierras cuando no había lluvia, cuando no había alimentos y solo abundaba la sequía, un mayor preocupado por lo que pasaba salía en busca de encontrar otro lugar en donde llevar a sus animales como ovejos, chivos, vacas, caballos y burros. El encontraba otra tierra en donde le daban un tiempo estipulado de 6 meses o 1 año y como recompensa se le entregaba al dueño de ese lugar animales por su comprensión. Al cumplirse el tiempo dado y aún no había llegado el invierno a su casa natal, el mayor tenía que salir con sus animales a otras tierras”, así cuenta el mayor Luis González Ipuana recordando esos tiempos que poco a poco se ha dejado de hacer.
Sin embargo, para el wayuu que ya no esta en su territorio natal, pierde la conexión que tiene con Lapü (el sueño) quien es guía en su andar porque simplemente su alma no está conectada con Mma (tierra), “cuando me voy de mi rancheria a causa de mi trabajo y me voy lejos no sueño nada, desaparece de mi y permanece en mi tierra, cuando vuelvo de mi viaje, suelo quitarme los zapatos para conectar de nuevo con la tierra y poder soñar, nuestro territorio es un mundo mágico” así nos relata el profesor Misael Socarraz miembro de fuerzas de mujeres wayuu.
El impacto que causa la empresa del Cerrejón
Una de las problemática se debe a las empresas como el Cerrejón una de las principales minas a cielo abierto ubicada en el Departamento de la Guajira Colombiana en el municipio de Albania hasta Puerto Nuevo del municipio Uribia ya que afecta a las comunidades cercanas de diferentes formas “hay comunidades que han sido desplazadas como la sierra del Espinal, comunidad que en sus tiempos contaban con alimentos propios como los plátanos, guineo, mamey, guayaba, guanábanas, eran recolectores de frutas silvestres, contaban con elementos naturales que formaban una buena vida hasta que en un momento fueron desplazados de sus territorios y llevados a otra tierra que se conoce como el resguardo 4 de noviembre en donde ya no se siembra como antes, pues el suelo no es fértil a causa de la explotación de carbón” precisó la defensora ambiental Adelaida Vangrieken.
La desesperanza del pueblo wayuu por la falta de oportunidades de empleo como en la comunidad de Albania y en sus alrededores, crean en ellos una salida en busca de un bienestar para su familia llegando a optar por recorrer otros rumbos, “del cerrejón se conoce que se despiden 250 trabajadores por cada tres meses que es el tiempo de contrato pero a la semana se hace una convocatoria de 750 personas, por ejemplo recibían un salario de 1.000 millón de pesos, que con ese mismo sueldo podían cancelarle a 4 personas con 250 mil pesos además de que el 1% de los empleados son wayuu y el resto del personal viene de afuera” comento el profesor Misael.
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