No solo es turismo, somos resiliencia
“En la unión está la fuerza” sostuvo José Vicente Cotes del Eiruku Iipuana
EL Pasito, una comunidad wayuu perteneciente al Distrito de Riohacha, se ubica a 5 minutos en transporte hasta el distrito y que además hace parte del resguardo de la Alta y Media de la Guajira Colombiana, es bañada por el agua que pasa del río ranchería y que conecta con el Río Pancho, en donde a pesar de su inclemente sol se forjan hombres y mujeres comprometidos a la protección del territorio dejando a un lado pero al mismo tiempo haciendo un llamado para solucionar problemáticas de dicho territorio en donde se sigue implementando acciones positivas para el cuidado de la flora y fauna.
“Los dos ríos” comentó Jose Vicente Cotes, del eirruku Ipuana, autoridad de El Pasito y miembro de la Guardia ambiental y de paz Aimaajüshi, refiriéndose al nombre que desde un principio tuvo dicho territorio, fue renombrado en la resolución 015 del 13 de noviembre del 2014 como “El pasito, territorio en donde llega un wayuu que hace cosas buenas para que a su paso deje huellas de positivas acciones” reafirmó el tío Vicente como le llaman de cariño, y que además ha llevado a cabo por más de 10 años el liderazgo de sus tierras en donde prevalecen los achonyuu (hijos del padre) quienes llevan el apoderamiento de mantener un espacio sano para la población, así como el comienzo cuando fueron 150 hectáreas divididas en 9 eirruku, los lipuana, Apushana, Girnu, Epinayu, Epieyu, Uliana y otros.
Entre más población, más escasez de trabajo
Se observa que El Pasito lo conforman “168 familias, 72 niños de 0 a 5 años, 114 niños de 6 a 12, 48 adolescentes de 13 a 18 años, logrando alcanzar casi un total de 582 pobladores, quienes necesitan cubrir sus necesidades económicas básicas, algo que no es tan fácil debido al aumento poblacional a Io largo del tiempo, ya que no hay suficiente oportunidad de empleo para todos, pero se buscan estrategias de diferentes trabajo como artesanías propias del Wayuu, para responder esas necesidades ya que somos un espacio colectivo” resalta la profesora Claudia Cotes del eirruku Apushana quien forma parte del grupo Guardia ambiental y de paz, conformada por 19 guardianes, representantes de diferentes familias.
“Somos Wayuu y eso no significa que podamos vivir dignamente”
La falencia de servicios públicos en la comunidad es notable, a pesar de que se encuentra cerca del distrito, “tenemos derecho a sostener unos servicios básicos importantes, como el acceso al agua potable que hoy en día son servicios no muy buenos, porque a pesar de tener una alberca en el territorio es agua que no llega en buenas condiciones, además de que es un servicio que no tiene garantía porque no siempre está permanentemente” manifiesta la profesora Claudia, mientras relata lo que ocurre en su comunidad, añadiendo que “se hace lo posible para obtener lo que necesitamos, como el apoyo de los carro tanques, líderes territoriales, promotores de salud, trabajador social en incluso los docentes mejor dicho entre todos“ dando a entender que a pesar de las diferentes problemáticas cuentan con el recurso natural jawei, para el uso propio de lo comunidad.
Además Cotes recalcó que “los servicios de energía son insatisfechos ya que como comunidad crecimos, en comparación del año 90 cuando el terreno era menos poblado y hasta ahora ha venido incrementando, las casas aumentaron, las familias necesitan tener óptima energía para el uso contante de electrodomésticos, para realizar actividades por las noches sin ningún inconveniente” con esto da a entender que esperan posibles soluciones y que han tenido un avance no olvidando que es necesario solucionar las necesidades básicas sobre todo en el centro educativo El Pasito.
Otras maneras de ayudar al progreso
En la comunidad wayuu, no sólo se evidencia la venta de mochilas o en su efecto artesanías, aquí vemos una comunidad que busca la forma de poderse ayudar mutuamente “19 guardianes tenemos de la comunidad de la raya y cangrejito, quienes reciben un incentivo de al menos 500 mil pesos mensuales que ayudan a una sostenibilidad alimentaria, además la pesca artesanal, el pastoreo, el moto taxi informal y desde la kayukera, la venta de artesanías propias con diferentes preciosc como las mochilas que varían entre unos 100 a 120 mil pesos, además del turismo ecológico en donde se muestra de manera cuidadosa la naturaleza, el paisaje, teniendo en cuenta la preservación de un ecosistema equilibrado, con el miedo de que aumente el turismo masivo en nuestro territorio y que además se genere residuos solidos en nuestras tierras y pueda desequilibrar nuestros espacios” explico Cotes dando a entender que El Pasito es un territorio conocido como un referente turístico ecológico, ya que de ha sensibilizado a la comunidad para la protección de flora y fauna y se puede apreciar en un recorrido por los diferentes senderos del territorio.
Como parte del progreso en dicha comunidad, se habla de las necesidades que aunque no se ven, son necesarias para una educación digna para los niños, como en el Centro Etnoeducativo número 4 El Pasito, donde el Profesor Luis Erisander Cotes cumple su labor como Rector de dicho espacio en donde se forman una población estudiantil, según él, “entre las edades de 5 a 17 años, de 305 a 310 estudiantes, en tres sedes ubicadas en Cangrejito y vía Maicao, con una población de 15 docentes distribuidos en las tres sedes, 7 administrativos, y 3 operativos”.
También comentó que el centro educativo ha tenido un avance a lo largo de estos años ya que cuenta con “Internet, 9 salones en la principal, 1 sala telemática, 1 sala convencional en Cangrejito con una sala de uso multiple y tres no convencional en Maicao”, cuando en el principio solo habían apostado por la educación debajo de una enramada artesanal propia del pueblo Wayuu, y que a pesar de la mejora que se tenido sigue sumándose también las deficiencias dentro de la institución, tales como “La falta de agua continua, a veces llega el carro tanque, pero se tarda mucho, no podemos utilizar los aires acondicionados por la falta de cables además de la insuficiencia eléctrica que genera un desbalance en la educación que queremos mejorar, además de la falta de pago de las manipuladoras de alimentos, las estrategias de permanencias de contratos en cuanto al transporte y alimentación escolar siendo una de las más relevantes” añadió el rector de la institución educativa, quien espera junto a sus colegas poder recibir soluciones.
A pesar de los desafíos como la deficiencia de los servicios básicos, la comunidad ha demostrado ser resiliente e inquebrantable, “hemos creado un referente turístico ecológico, somos ejemplo de unión, para transformar la realidad en un cambio positivo para las nuevas generaciones y así poder lograr no solo un destino turístico sino un modelo de sostenibilidad para todos los habitantes” resalta Erisander confiando en que el futuro que les espero será mejor que el ayer.
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