Un vínculo entre tradición y territorio en la comunidad delPasito
"La vida colectiva se rige por el respeto a las costumbres ancestrales y la autoridad de los mayores" José Vicente Cotes autoridad tradicional de la comunidad El Pasito
Texto: Dilmaris Fernández
Fotografía: Robert García
El pueblo wayuu se organiza en torno al respeto por sus costumbres, una estructura que se rige por el linaje materno dentro de la organización social, problemas entre clanes suelen surgir por disputas territoriales, un aspecto crucial en su proceso organizativo y forma de vida.
Para los wayuu la organización social nace desde el origen del mundo donde solo existían las primeras deidades de las cuales son descendientes ahora los wayuu, por esto la autoridad tradicional de los abuelos es vital para mantener la armonía, ya que son ellos quienes resuelven las disputas, a menudo causadas por el control de la tierra y los recursos.
El Pasito, en Riohacha, es una comunidad wayuu ubicada en el Departamento de la Guajira colombiana. Participa en un proyecto de manejo del manglar y ecoturismo sostenible con 582 habitantes y 168 familias, siendo un ejemplo de autonomía gestionando sus asuntos de forma colectiva “la base de la educación de los niños y niñas se centra en la obediencia y la orientación desde temprana edad, donde a través del dialogo se les va inculcando los valores ancestrales” nos comentaba José Vicente Cotes, autoridad tradicional del territorio.
En la comunidad El Pasito, el eirükuu Ipuana es considerado el dueño ancestral del territorio, el cual heredó posteriormente a los apushana. Estos clanes, a su vez, están distribuidos en dos territorios y provienen de diferentes comunidades como Teshau, Okoliwou y Kashashimuna.
Además, aunque este eirükuu tiene una fuerte presencia en el territorio de Manaure, en la comunidad también conviven otros clanes, entre los que se encuentran los pushaina, uliana, jinnu, epieyuu, jayariyú, wouliyu y epinayu, lo que demuestra la complejidad de su estructura social.
La comunidad se mantiene por un liderazgo tradicional representado por los ancianos que, a través de sus conocimientos y la palabra, transmiten los valores ancestrales a las nuevas generaciones, también existe el liderazgo por parte de los achoin (hijos de varones), como es el ejemplo de la figura de Claudia Cotes wayuu Pushaina que, a pesar de no pertenecer al linaje ancestral del territorio, contribuyen con su conocimiento profesional para abordar problemáticas como la ambiental.
"La autoridad tradicional, representada por los abuelos, desempeña un papel fundamental en la toma de decisiones, estas figuras herederas de los conocimientos ancestrales, son las encargadas del cuidado del territorio y de la transmisión de sus saberes", afirmó Vicente Cotes.
En este contexto, el liderazgo no siempre está ligado a la herencia ancestral como expresó la líder ambiental Claudia Cotes, el liderazgo no siempre depende de la pertenencia ancestral "A partir de mi preparación profesional fue llegar y aportar, teniendo en conocimiento no pertenecer a este territorio, pero estoy al frente del liderazgo ambiental ejerciendo la gobernanza desde el territorio y la autonomía."
A medida que las nuevas generaciones asimilan las enseñanzas de sus ancestros, se forjan las "semillas" que garantizarán el relevo generacional “entendemos que en cada territorio no es todo armonía, también se reflejan las diferencias, pero aquí podemos construir en medio de nuestra divergencia a través del respeto que tenemos a la palabra de nuestros, mayores”, esto nos compartió Claudia quien con su mirada reflejaba la determinación y la convicción de sus palabras.
A ciencia cierta esto deja un interrogante de lo que pudiera pasar con la autonomía de los habitantes de el territorio del El Pasito, cuando los dueños ancestrales o los ancianos qué mantienen el equilibrio de igualdad y organización ya no esten presentes, "el territorio nos ha permitido, en cuanto a la organización social, tener participación de alguna manera, pero también estar inmersos en un territorio que es salvaguardado por un resguardo, esto nos permite distribuirnos de manera colectiva en el territorio", explicó Claudia en una entrevista concedida a la Escuela de Comunicaciones Wayuu.
Los conflictos wayuu se encuentran relacionados por la competencia o por el control de áreas del territorio entre grupos familiares, para la cultura wayuu los mecanismos de control territorial se basan en los principios de procedencia en la ocupación continua por parte de un grupo familiar y se manifiesta en los cementerios familiares, también se determina por la adyacencia y la subsistencia de cada Eirükuu. "Las familias tenemos una representatividad con los dueños ancestrales, lo que mantiene nuestra armonía, esto nos ha permitido coexistir dentro de la organización y el liderazgo. No desconocemos que, en este territorio, se nos ha dado un espacio de igualdad bajo una autonomía y unas directrices propias y por ello cada familia va asumiendo el pensamiento colectivo de permanecer y mantener el equilibrio que hoy en día llevamos los hijos en la comunidad", manifestó Cotes Pushaina.
Estas nuevas figuras continuarán fortaleciendo la identidad y la relación del pueblo wayuu con su entorno, "los valores wayuu esta ligadas a las características de cada territorio y eirükuu que son las generalidades de las interpretaciones sociales" estas fueron algunas de las palabras que compartía Luis Fuenmayor comunicador indígena del pueblo wayuu.
En la cultura wayuu a medida que las nuevas generaciones asimilan las enseñanzas de sus ancestros y la sabiduría de sus mayores, se forjan los líderes que mantendrán viva la llama de su identidad. La convivencia de múltiples eirükuu en El Pasito, lejos de ser un obstáculo, demuestra la capacidad de la comunidad para construir armonía en medio de la divergencia, gracias al profundo respeto por la palabra y las costumbres ancestrales.
El liderazgo dentro de este territorio se convierte en un faro que ilumina el camino para otros, mostrando que el arraigo a la tradición y la apertura a nuevas formas de conocimiento no solo pueden coexistir, sino que son fundamentales para la preservación de su legado en un mundo en constante cambio.
Las diferentes voces que se levantan desde el respeto y la igualdad invitan a reflexionar sobre la resiliencia y la adaptabilidad de un pueblo que, a través de la sabiduría de sus ancestros y la audacia de sus nuevas generaciones, se mantiene firme en la defensa de su territorio y su identidad. Nos enseña que el futuro de la comunidad del Pasito no está solo en la herencia de sus mayores, sino en la capacidad de sus hijos que hoy crecen y florecen para preservar la autonomía, el respeto y la coexistencia que definen su vida colectiva desde el sentir wayuu.
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