Mochilas wayuu sin alma
Por Josué Uriana
El tejido dentro de la cultura wayuu es más que una práctica y herencia de sus ancestros, la mujer desde la etapa de la niñez, fue inculcada por su abuela a tejer la mochila, y celosamente conserva sus tradiciones culturales. Las mujeres no sólo tejen mochilas, sino que, entre puntadas y puntadas, bordan sueños, historias que se cuentan en silencio, donde cada hebra y vueltas habla de un corazón que se entrega por completo al arte.
La mochila es una obra de arte del tejido milenario wayuu en su posición de conocimiento ancestral como una expresión artística y saberes que conservan contrastes en su plano de elaboración, esto presenta el tejido de la historia wayuu en relación con los animales y la naturaleza para un fortalecimiento de enseñanzas a las mujeres.
No sólo es un testimonio de la resiliencia y creatividad llevando consigo siglos de tradición, retratando historias y la identidad wayuu a través de sus fascinantes patrones, sino además sirve como un recordatorio esencial de la belleza del arte indígena y la importancia de preservar estás tradiciones.
En los últimos años la artesanía ha ganado gran relevancia en ferias y mercados internacionales, tras este reconocimiento creciente, se ocultan desafíos profundos como el desconocimiento de la realidad que enfrentan las artesanas que las elaboran con sus dulces manos y amor al arte. El tejido más allá de ser una práctica ancestral, se ha convertido en una herramienta poderosa de liderazgo y empoderamiento para las mujeres wayuu.
Hoy en día los alijunas se han apropiado de las artes wayuu creando páginas en redes sociales, Facebook, Instagram, YouTube, Tik Tok, donde comparten tutoriales de elaboración de mochilas y de los diseños como si fueran propios de ellos, lo cual ha llevado a la pérdida el valor espiritual de la economía wayuu, ya son tejidos creados sin almas, sin esencia porque las manos poderosas de la mujer wayuu no participan en ella.
No logro entender porqué en los mercados los compradores ofrecen a las artesanas un precio muy bajo por las mochilas, que es un producto que requiere tiempo, paciencia y dedicación de la mujer wayuu, aprovechan el emprendimiento artesanal como intermediarios de sus negocios llegando a un beneficio que ayuda directamente a las comunidades.
Es por ellos que las mujeres y artesanas wayuu prefieren sentarse en las calles a vender sus tejidos porque es la manera más directa que tienen para buscar el sustento de su familia, muchas veces no existen espacios justos donde valoren sus artesanías, entonces ellas mismas salen a mostrar lo que hacen con sus manos. Por qué estar en las calles es duro, aguantar el sol, el cansancio y hasta las indiferencias de algunos compradores, pero aún así lo hacen, para vender sus tejidos y es la forma de mantener vivo el precio justo de su arte.
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